¡Vamos, loco!
—Un poema más. —No, viene ahora mismo. No quise. Dos tipos grandes vinieron por detrás de mí. Cada uno me agarró de un brazo y me pusieron la cabeza contra el libro. -Ahí lo tenés. ¿Ya lo leíste? Después me levantaron en vilo, me pusieron una especie de esposas de plástico ajustándome las manos atrás de la espalda y me llevaron hacia la entrada. Yo no entiendo a esta gente. Cuatro personas distintas me habían entrevistado al entrar al hospital….