Vías de desarrollo
Marcos era ordenado. Encarrilaba su vida con rutinas, tratando de controlar lo que ocurría y de esa manera evitar emociones. Su trabajo de taxista nunca le gustó. Tenía muchos interrogantes, demasiadas puertas abiertas. Estaba obligado a tomar decisiones, tanto cuando iba solo como cuando tenía un pasajero. Una mañana lo supo: quería manejar el subte. La dirección y seguridad impuestas por las vías le parecían correctas. Estudió a conciencia, tenía que aprobar el curso nocturno. Marisa, su esposa, lo esperaba para comer, aunque llegara tarde a la noche. No la amaba, no podía…